16/6/08

Los negros americanos me regalan nabos

(Esta noche me he desvelado, para intentar volver a dormir iba a liar un cigarrillo, la maría está en una caja al lado de la escultura en forma de rabo que me regaló Kevin. En el móvil tengo un sms de mi hermano recordándome la hora a la que tengo que ir el miércoles a su piso. He abierto el portátil y tenía un e-mail de Oriana)

Tengo la suerte de tener un padre conocido y, sin embargo, no ser la hija de..., por lo tanto puedo fumar lo que quiera por la calle sin salir en la portada de la Cuore.
Desgraciadamente, con Cuore o sin ella, mi padré se enteró.
Su ojito derecho, su niña que nunca crecerá, ¡fumando hierba por la calle! Él no quiere creerlo porque se enteró mediante un Juan me ha contado en el desayuno que le han dicho que te han visto fumando y no era tabaco, (así se enteró de que era lesbiana, también por Juan que creo que me espía, Juan me ha contado en el desayuno [que manía con joderle el desayuno a mi padre] que le han dicho que te han visto besándote con alguien y no era un hombre). Yo calmé a mi padre dicéndole que era tabaco de liar y, aunque sabe que no es cierto, es muy feliz viviendo engañado así que ¿quién soy yo para amargarle?


Últimamente ceno los miércoles en el piso de mi hermano. Hace un sukiyaki de solomillo, soberbio, y el miércoles parece que se ha convertido en el día fraternal-japonés. Él me prepara la cena y yo llevo alguna película de Kar-Wai (para ver la película me quito las lentillas y me pongo unas gafas estrambóticas con montura de Bulma que compré en Japón el año pasado, por eso de sentirme más a tono con el ambiente).
Mi hermano se ha enganchado a la serie de antena 3, El Internado, por lo que es obligatorio verla los miércoles. Yo no he seguido mucho la serie, pero no me desagrada nada ver a la versión 2.0 maciza del niñito Joel Osment y flipo en colores mediterráneos con las frases de la profesora de los niños pequeños:

-Me da igual que seas menor de edad.
-Esto de pintar cadáveres es una fase.


Yo fuí a colegio de monjas y si pintabas cadáveres te mandaban sentarte con los zurdos satánicos, si te intentabas follar a un profesor sacabas sobresalientes en Educación Física y si te intentabas follar a una profesora te llamaban desviada y te mandaban con los zurdos que quedaban vivos y que eran tan satánicos que cagaban murciélagos. Si la profesora que te querías tirar era monja, sacabas sobresaliente en Religión.

El sábado estuve en Madrid en la fiesta de inauguración del piso de un amigo, sólo conocía a cuatro personas de las treinta que debía de haber. De todas maneras cogí mi coche, una amiga (por eso de tener conversación conduciendo) y fuí para allá. Durante el viaje me dio tiempo a ver a los transportistas en huelga y a mi amiga le dio tiempo a enseñarles sus tetas, ella dice que se ha gastado 3.500€ en ellas y las quiere lucir.
A los transportistas les hicieron mucha ilusión.
Al dueño del piso lo conocí en el Cafe Carlyle hará cosa de dos años. Esa noche yo había ido para ver tocar a Woody Allen con su banda, no tocaron, pero conocí a Jaume.
Él trabajaba como botones en el hotel donde se encuentra el club. Una tarde, sobre las seis y media, bajé a la puerta del hotel a fumar un cigarro, él estaba en su break time, le invité a un cigarrillo y empezamos a hablar, en inglés hasta que descubrimos que los dos hablábamos castellano.
Esa noche salimos Jaume, su novio y yo, me llevaron a Xex Lounge, una de esas discotecas llenas de maromazos musculados en tanga, obviamente no me comí una rosca, pero me lo pasé francamente bien.
Kevin, el novio de Jaume, me presentó a una mujer bastante interesante. Muy alta, mulata, se llamaba Diana y era de Texas; tenía un hijo de 4 años guapísimo. Me contó que ella era un alma libre y que su pareja no lo entendía, ella estaba enamorada de él pero necesitaba mantener sexo con otras personas. No me metí en temas de moralidad, simplemente me acosté con ella, durante dos semanas. Ella había viajado a NY por temas de trabajo.
Era salvaje y fogosa, tenía las uñas muy largas (pero siempre con una perfecta manicura, en color rojo) y le apasionaba clavármelas en la espalda.
Cuando terminó lo que vino a hacer a NY (ni siquiera le pregunté) se marchó, como digo, pasadas dos semanas de sexo. Tengo un recuerdo maravilloso de Diana.

Cuando mi padre acabó su trabajo, (le vino a costar un mes, no llegó a dos) volvíamos a España y Jaume me ofreció pasar el verano en su apartamento. En realidad, el apartamento era de Kevin, el sueldo de un botones no paga un loft en Hudson Street. El piso era adorable, muy gay, tenían dos perritos, también muy gays, había cuadros y esculturas de torsos, culos y poyas por todas partes.
Estuve dos meses con ellos, hasta que Kevin y Jaume discutieron. Jaume se sentía una mierda al lado de Kevin, Kevin no quería que se sintiera infravalorado, bla, bla, bla...
Hablé con Jaume, me dijo que este tema venía de largo, llevaba mucho tiempo sin saber qué hacía con Kevin. No quería ser un botones toda su vida, ni vivir de Kevin, se sentía mierda y quería dar un giro a su vida.
Le propuse venir a mi casa, en España. Eso hicimos.

Le regalé a Kevin un perrito pug precioso, él me regaló una escultura (sí, con forma de poya). Esa noche, él y Jaume se despidieron con un polvo y a la mañana siguiente Jaume y yo volvimos a España.

Estuvo tres meses en mi casa, consiguió trabajo para uno de los grupos líder de la televisión de pago en España y se marchó a Madrid. Encontró y desencontró el amor con más facilidad que yo para bajarme el tanga. Y me llamó el miércoles pasado, mientras veía El Internado con mi hermano, para decirme que su casa estaba divina y que iba a hacer una fiesta. Le regalé un desnudo de Bill Murphy (que ha colgado en el dormitorio) y un vibrador.
En la fiesta conocí a una chica que trabaja con Jaume, la ridiculizaban diciendo que era la chica de los cafés. Se llama Oriana, es de Nápoles y está de prácticas en Madrid. Tiene una voz muy dulce, nunca había estado con una mujer y en Nápoles tiene un novio esperándola.
Estrenamos el vibrador que le compré Jaume, le regalé mi camiseta de Protect The Skin You're In de Marc Jacobs (la edición de Eva Mendes) y le besé en la frente para despedirme. Ella estaba desnuda, se tapaba el pecho con las sábanas, parecía muy vulnerable y el cuerpo me pedía besarla en la frente y no en otra parte. Le dije que era preciosa, que había estado asombrosa y que disfrutara lo que le quedara en España; le desee que fuera muy feliz por si no la volvía a ver y cerré la puerta.
Me despedí de mi querido Jaume que estaba desayunando, me preguntó cómo lo había pasado con Oriana y yo le conté como lo había pasado, no suelo tener pudor para esas cosas; me dijo que no tenía remedio y me besó en la boca. Me ofreció una tostada con mermelada de mora pero yo no suelo desayunar.
Me monté en mi coche y volví de Madrid escuchando Costello Music de The Fratellis.